Memorias de niñez de mujer transgénero

Mi hermano y yo a orillas del lago — Bariloche, Argentina 1971

Bienvenida Casandra, Bienvenida Al Sol y a Tu Niñez

Vislumbres

Un chico del barrio me llevó a la terraza de mi casa, donde me convenció de participar en un juego infantil de exploración sexual.

Algo sucedió durante ese momento sexual juguetón que me emocionó y me aterrorizó al mismo tiempo. Me di cuenta, con innegable claridad, que lo que me gustaba no era lo que se supone que les gusta a los “niños”. El tiempo se ralentizó, mientras yo intentaba frenéticamente procesar esta nueva información sobre mi ser.

Fue en ese preciso momento que mi padre nos atrapó. Nuestros pantalones estaban bajos, el niño estaba presionado contra mi espalda.

La voz severa de mi padre se mezcló con mi vergonzosa desnudez, con todas mis emociones conflictivas sobre haber sido descubierta, congelándose en una ola de vergüenza paralizante.
Yo tenía ocho años.

Cuando yo tenía once años, vacacionamos en Brasil. En Sao Paulo, vi un periódico sensacionalista que retrataba a una hermosa niña en la portada, con grandes letras mayúsculas, “A los 18 años de edad se somete a un cambio de sexo”.

Me quedé hipnotizada. Miré la revista durante por lo se sintió como horas.
Con anhelo.

Tenía diecisiete años en Nueva York cuando me encontré con a un grupo de mujeres transgénero. Eran trabajadoras sexuales, “chicas de la calle”. Eran ruidosas, agresivas, duras. Me aterrorizaron. “Dios, Dios, no permitas que yo sea así”, rogué en mi mente.

También a los diecisiete perdí mi virginidad con un niño de mi edad.

Tenía diecisiete años cuando escribí en mi diario: “Creo que debería haber nacido niña”.

Mujer transgenero recuerda Bariloche

Yo a los dieciocho años – Bariloche, Argentina 1985

En cualquier momento de mi vida, si tuvieras que preguntar, “¿quieres ser un niño o una niña?” Por supuesto, te diría lo obvio: “una niña, por supuesto“.

Estaba excesivamente celosa de mi hermana pequeña, con su esbelto cuerpo femenino y su largo cabello rubio.

“Ella llegó a mi y apenas la pude ver aprendí a discimular mi estupidez.”

Por Qué Hacer Olas

A hacer limonada.

Hice lo mejor que pude para conformarme, para tener una vida ‘normal’. Quería una familia, y la obtuve, dos veces. Una hija, toda adulta, vive en el Área de la Bahía. La segunda ola sigue creciendo: lecciones de manejo para mi hijo de dieciséis años, gimnasia para mi hija de once años.

Una actriz consumada, jugué un papel, hice un espectáculo de marionetas. Los años pasaron.

Odiaba interpretar un papel masculino en la cama. A decir verdad, odiaba interpretar un papel masculino en cualquier otro lugar también.

Pero por qué mecer el bote. ¿Por qué destruir todo? ¿Por qué molestar a todos?

¿Qué pensarían mis padres?

La sacudida

En 2009, mi hermano mayor, un tipo sumamente dotado y sumamente sano murió repentinamente en un accidente de bicicleta. Mientras luchaba por procesar su muerte, juré VIVIR.

¿Cómo podría vivir más auténticamente? ¿Cómo podría conectarme, realmente comprometerme con la vida? Algo en mi cabeza rondó en círculos durante días … sin que yo pueda identificarlo. De repente una mañana, en un rayo de claridad, mi mente estalló: ¿Qué hay de tu fascinación con todo lo femenino? ¿Tu amado juego de té cuando tenías nueve años? ¿Tu colección de corpiños? ¿Qué hay del maquillaje? ¿Tus celos por los embarazos de tu cónyuge? ¿De que anhelas todas las cosas que la sociedad atribuye a las mujeres? (Había mucho más que esto. Es difícil articularlo con precisión).

Luche. Intenté la negación. Traté de dilación. Intenté la racionalización. Nada funcionó.

Enfrentalo. Eres una niña”, dijo mi mente.
Andate a cagar“, le respondí.
La negación es una mierda“, dijo mi mente.
La negación ha funcionado durante años“.
¿Te parece?” – burlándose de mí, ahora.

Cuarenta y Uno Punto Dos Porciento

Ese es el porcentaje de intentos de suicidio entre la población transgénero.

“Bueno, pero no yo!”

Excepto que había comprado un seguro de vida. Y me había asesorado acerca de una cláusula sobre el suicidio.

Excepto que sé exactamente cómo lo haría.

Todavía tengo dos chic@s jóvenes; Tengo que quedarme. Y mi madre acababa de perder un hijo, no puedo perder a otr@.

En 2010 escribí una larga carta a mis padres. En el verano de 2011 decidí que empezaría mi transición.

“Nos contaste un cuento sabiéndolo contar y creyeron que tu alma andaba mal.”

Encontrándome

Me presenté por primera vez como Cassie en agosto de 2014.

39 años de saber pero resistir. 39 años tratando de hacer que desaparezca.
39 años del títere.

Esta frase, de la letra de una canción de Sui Generis de 1974, había estado conmigo desde que era un adolescente: “Bienvenida, Casandra! ¡Bienvenida al sol y a tu niñez!”

“Bienvenida, Casandra! ¡Bienvenida al sol y a tu niñez! ”

Feliz Día de Salida del Closet, mis amores.

Mujer transgenero antes despues casandra

Desnuda de frío y hermosa como ayer tan exacta como dos y dos son tres
Ella llegó a mi y apenas la pude ver aprendí a discimular mi estupidez

Bienvenida Casandra, bienvenida al sol y mi niñez sigue y sigue bailando alrededor,
aunque siempre seamos pocos los que, aún te podamos ver.

Nos contaste un cuento sabiéndolo contar y creyeron que tu alma andaba mal
la mediocridad para algunos es normal tu locura es poder ver mas allá.

Baila y baila Casandra y yo bien, bien, bien la pude ver
no hablo yo de fantasmas ni de Dios solo te cuento las cosas que se te suelen perder

– Charly Garcia, 1974

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